La inteligencia financiera es la habilidad que se tiene para controlar las finanzas personales, obtener nuevas fuentes de ingresos, optimizar los ingresos actuales, todo a través de la aplicación de estrategias que aseguran la estabilidad o crecimiento económico.
Lamentablemente, a nivel mundial, es casi un hecho cultural asociar la inteligencia con el desempeño académico, es decir, con las calificaciones que obtenemos mientras estudiamos, sin embargo, este no es el único atributo para considerar a alguien “realmente inteligente”, ya que el ser humano posee diferentes tipos de inteligencia.
Una manera muy sencilla de ver si estamos en sintonía con la mente de una persona que está acostumbrada a resolver problemas financieros, es conocer el camino que tomamos cuando tenemos problemas económicos, es el primer paso para entender cómo opera nuestra relación con el dinero y cómo podemos mejorarla. En este sentido, la inteligencia financiera también es sacar provecho de las circunstancias negativas para aprender.